Cuando escribo estas líneas fantaseo con viajar en el tiempo como imposible pasajero para retroceder noventa años atrás hasta la víspera de una revolución proletaria, la última que se ha conocido en Occidente
En Octubre de 1934 la cuenca minera asturiana fue el epicentro de una insurrección armada que a través de la revolución social, clamaba contra un gobierno republicano que había dado un peligroso giro a la derecha que invitaba a la preocupación, visto el contexto sociopolítico de la época.
Cierto es que como de costumbre, no ayudaba el que a muchos de los políticos se les llenara la boca de palabrería incendiaria que proyectaban sobre una población que todavía se empezaba a desperezar del analfabetismo que había socavado cualquier intento de conocimiento ponderado y racional de la realidad de las cosas.
Pero como diría Mayra Gomez Kemp “hasta ahí puedo leer”…o mejor dicho, escribir
A mis queridos lectores les voy a hacer la faena de remitirlos al próximo episodio del podcast que, Dios mediante, será publicado a lo largo de este mes de octubre de 2024, para conmemorar el noventa aniversario de la Revolución asturiana de 1934.
No obstante, como aperitivo sí que voy a adelantar una reflexión que ahora tengo “calentita” y que quizás deje registrada en dicho episodio visto que, como se suele decir, me ha salido del alma, pese a ser consciente de que puede levantar ampollas entre mis muchos amigos y conocidos, más cercanos a un ramalazo de lo que ahora llaman “cayetanismo”; vamos, los pijos de toda la vida, los más conservadores, los que siempre van a votar a la derecha.
El comentario, quizás condicionado por mi insomnio, lo he dejado escrito en algún grupo de whatsapp en el que, como no puede ser de otra forma, abundan opiniones de todos los signos, algo que vista la polarización de nuestra sociedad (como lo era, multiplicado por mil, la de aquella sociedad española y europea de los años treinta del pasado siglo) obliga a que unos se enfaden y otros se muerdan la lengua para evitar ese enfado que llevado a lo personal, es más que destructivo.
“Dejo un reflexión pre-revolucionaria,ahora que estamos de aniversario
Desconozco si es más atrevida la ignorancia que la incultura o tanto monta,monta tanto,pero muchos que no votan a la izquierda se caerían de la burra o el caballo al conocer el origen de ciertas cosas.
Quizás ahora les cambiaría el rictus al finalizar la verbena veranigega,quizás la última copa no les sentaría igual o quizás le negarían la mano a quien se la reclama para un hermanamiento en el último baile”
A continuación, dejaba un enlace a la publicación digital de editorial Zenda en la que se explicaba que muy pocos sabían que uno de los temas más conocidos del cantautor mierense Víctor Manuel, Asturias, partía de un poema escrito en México por un andaluz en el exilio de la Guerra civil.
Hablamos de Pedro Garfias que ni siquiera había pisado la verde patria chica de muchos de los que, efectivamente, se cogen las manos al finalizar cualquier evento noctámbulo, generalmente acompañado de alcohol, para cantar esos desgarradores versos que el eterno compañero de la musa setentera Ana Belén, dejaría para la posteridad.
Finalizaba diciendo:
“Pero da igual, los asturianos,de derecha o izquierda o centro (donde esté éste) somos disfrutones. Y por una buena folixa pasamos página,aunque sea de forma inconsciente”
Quizás la ventaja de uno es haber disfrutado de la existencia de dos abuelos de bandos opuestos, y trabajadores en Oviedo en aquellos tiempos tan convulsos que Dios quiera que nunca vuelvan.
Uno era funcionario de prisiones en la cárcel modelo, otro, trabajador de la Fábrica de la Vega; ni que decir tiene que tal y como explicaremos en el podcast, en ambos escenarios se derramó mucha sangre.
Pero ninguno de mis abuelos quería recordar lo sucedido hace noventa años, ni lo que sucedería después, a partir de 1936.
Ni siquiera hablaban de ello tras la transición, porque había que pasar página.
Por eso mal nacidos los que hoy, sin tener ni repajolera de lo que fue aquello y del desgarro que sufrieron nuestros antepasados, y apoltronados en la zona cómoda de sus vidas burguesas preñadas de ideales de otro tiempo, hablan con ligereza de un pasado que quieren revisar a su antojo para arrimar el ascua a su sardina política.
Y todo para continuar dividiendo a la gente.
Paso ahora a dejar los versos de Asturias.
Asturias si yo pudiera
Si yo supiera cantarte
Asturias verde de montes
Y negra de minerales
Yo soy un hombre del sur
Polvo, sol, fatiga y hambre
Hambre de paz y horizontes
Hambre
Bajo la piel resecada
Ríos solidos de sangre
Y el corazón asfixiado
Sin venas para aliviarte
Los ojos, ciegos los ojos
Ciegos de tanto mirarte
Sin verte Asturias del alma
Hija de mi misma madre
Dos veces, dos has tenido
Ocasión para jugarte
La vida en una partida
Y las dos te la jugaste
Quieren derivar a ese árbol
De Asturias ya sin ramaje
Desnudo, seco, clavado
Con su raiz entrañable
Que corre por toda España
Crispándonos de coraje
Mirad obreros del mundo
Su silueta recortarse
Contra ese cielo impasible
Vertical, inquebrantable
Firme sobre roca firme
Herida viva su carne
Millones de puños gritan
Su cólera por los aires
Millones de corazones
Golpean contra tus cárceles
Prepara tu salto último
Lívida muerte cobarde
Prepara tu último salto
Que Asturias está aguardándote
Sola en mitad de la tierra
Hija de mi misma madre
Sola en mitad de la tierra
Hija de mi misma madre
Sola en mitad de la tierra
Hija de mi misma madre
Sola en mitad de la tierra