LAS DOS PELÍCULAS DE HOY : ESCALOFRÍO EN LA NOCHE (1971) Y ATRACCIÓN FATAL (1987)

Dos por el precio de una. Hoy toca escribir en nuestra sección del blog sobre sendas películas con argumento similar, siendo preferible un breve examen conjunto y no separado, para evitar redundancias.

En su momento ya abordamos un hecho real que superaba cualquier ficción posible: lo sucedido por el periodista radiofónico Paco González y su familia, como consecuencia del acecho y conducta agresiva de una fan enamorada, que padecía un trastorno que a bien seguro sufren las protagonistas femeninas de ambos films sobre los que hoy escribimos: el delirio erotomaníaco.

No cabe duda que el guión que James Dearden escribió para Atracción fatal, se nutrió sin muchos miramientos del argumento plasmado dieciséis años antes por su colega Jo Heims para la película debut de Clint Eastwood.

En ambas historias, tras un encuentro sexual, las dos mujeres persiguen obsesivamente a sus ocasionales amantes masculinos para mantener una relación más estable, bajo la errónea creencia de que se han enamorado de ellas; ante su más que evidente rechazo, ambas recurren inicialmente al intento de suicidio para llamar la atención de sus supuestos enamorados, pero al no lograr su propósito, desatan toda su furia y violencia contra ellos y su entorno más íntimo.

El luego consagrado Clint Eastwood no recibió muy buenas críticas por esta película, con ciertas reminiscencias de las obras de Alfred Hitchcock y para cuya realización sin duda contaría con los buenos consejos de su gran amigo, el director Don Siegel (que interpreta un pequeño papel en el film) pero su ritmo de narración es francamente brillante, lo cual es sorprendente para un neófito, a salvo de una parte del metraje que incorpora una imágenes reales del festival de jazz de Monterey, que ciertamente, no vienen a cuento.

El director de Sin Perdón nunca ha sido un gran actor, pero cumple con su papel del sufrido protagonista, una estrella de la radio que todas las noches enamora a su audiencia femenina, literalmente hablando, al acceder a sus peticiones para «pinchar» canciones románticas, como Misty, que da nombre a parte del título original de la película.

Y a Eastwood le da la réplica una fantástica Jessica Walker, nominada al Globo de oro a la mejor actriz y que sorprendentemente no tendría a posteriori una destacada carrera cinematográfica, estando más centrado su trabajo en las series de televisión.

Pero magnifica está también Glen Close en Atracción fatal, acosando al sufridor por antonomasia de las iras de las mujeres despechadas, Michael Douglas, que al igual que Eastwood se ve desbordado por el desenfreno y delirio de sus peligrosas conquistas.

Ambas interpretaciones pueden ser tachadas de histriónicas,pero cualquiera que se haya enfrentado a situaciones similares podrá compartir que sus desencajados rostros y coléricas reacciones se acercan a la realidad.

A diferencia del film de Eastwood, donde el protagonista masculino es soltero, en la película de Adrian Lyne, el hombre acosado es un brillante abogado que ha puesto en peligro no solo su integridad física, sino la felicidad de su matrimonio que mantiene con una abnegada esposa y madre, lo que a ojos del espectador puede parecer sorprendente, máxime cuando su mujer está interpretada por la encantadora Anne Archer, infinitamente más bella que Glen Close.

Pero lo peor de Atracción fatal es su previsible final, que no desvelaremos y que se ajusta perfectamente a los patrones del happy ending de Hollywood. No en vano se ha mimetizado en infinidad de producciones posteriores, muchas de ellas de ínfima calidad.

Lyne había rodado un final alternativo (que puede encontrase en youtube) y que fue descartado, tras el rechazo de la mayoría de espectadores que lo visionaron en diferentes pases de prueba.

Un final por el que apostó, sin éxito, la propia Glen Close, sin duda emocionalmente implicada en el devenir del personaje que estaba interpretando.

Tras encontrarse muerta a la acosadora, el personaje que interpreta Michael Douglas es detenido por la policía, pero su mujer encuentra casualmente unas grabaciones sonoras en las que aquella anticipaba que se iba a quitar la vida, tras haberlo intentado con anterioridad, lo que sin duda le librará a su esposo de una segura condena.

Y se nos muestra una dramática escena en la que la agresiva mujer se raja el cuello con un cuchillo, al tiempo que escucha la opera Madame Butterfly de Puccini.

Sin duda,es mejor pelicula la menos conocida y valorada Escalofrío en la noche, pese a los defectos propios de un actor que apostó por la dirección a comienzos de los setenta , a diferencia del ya experimentado realizador de Flashdance y Nueve semanas y media, cuya estética videoclipera sumaba un segundo taquillazo consecutivo tras la película que encumbró como iconos sexuales de los ochenta a Mickey Rourke y Kim Basinger.

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