LA SERIE DE HOY: LA REGENTA (1995)

En ocasiones, lo tienes delante de las narices y ni te enteras.

Para un ovetense de pro como el que escribe estas líneas, estudioso además por obligación de la magnífica novela de Leopoldo Alas Clarín, resultaría un pecado mortal no referirse a La Regenta.

Y es que se trata de obra literaria escrita en 1885, cuya ficción contiene un pormenorizado análisis sobre la nefasta influencia de la conducta humana en sus relaciones con los demás.

Cierto es que por entonces el influjo de la iglesia católica en la sociedad era incontestable, por lo que podría parecer ciertamente obsoleta la identificación con el contexto actual de un Estado aconfesional como es el nuestro, amén que los términos de honra y honor de antaño han quedado ciertamente trasnochados.

Pero pese a que La Regenta fue escrita hace casi un siglo y medio, comprobamos como las personas, con independencia de la época en la que viven y de la laicidad o devoción religiosa que profesen, en líneas generales, se mueven siempre por los mismos intereses egoístas y bastardos, sin que en ocasiones midan las consecuencias de su actos u omisiones, de sus comentarios y traiciones.

Por ello, aquella Vetusta (Oviedo) tan aburrida en cuanto a su vida social, como hostil en cuanto a la rumorología de unos y otros, no dista tanto de cualquier comunidad de nuestra época, si bien los cotilleos de boca a oreja se han visto superados, en cuanto a un mayor cauce por el influjo de las redes sociales.

En suma, cabe decir que en su conjunto, la obra de Clarín constituye una imperecedera reflexión que convendría que se mantuviera de lectura obligatoria en los planes de estudios, no ya solo por su calidad literaria, sino en cuenta que acertada exégesis de las miserias humanas,precisamente de los más favorecidos económicamente.

Dicho lo cual, en lo que se refiere a su adaptación a la pantalla, conviene advertir que mucho antes de que se rodara la serie de televisión, fue realizada una apreciable película en 1974, dirigida por Gonzalo Suárez.

Sin embargo, el que nos hayamos decantado por la serie obedece a que, puestas ambas producciones en comparación, es sin duda la adaptación televisiva la que sale ganando por goleada, fundamentalmente en lo que se refiere a la protagonista principal, Ana Ozores, piedra angular de toda la trama.

En este sentido, lo fácil sería ahora que aventuráramos sobre un posible nepotismo o imposición, a la hora de seleccionar a la actriz que en la película encarnó a La Regenta, Emma Penella, esposa del productor del film, Emiliano Piedra.

Pero, sin perjuicio de que nadie puede discutir la valía profesional de Penella, es de Perogrullo señalar que ni por físico, ni por edad fue aquella una elección acertada, más bien un error mayúsculo, a diferencia del resto del reparto, que encaja perfectamente en la visión que dio Clarín de sus personajes literarios.

Y baste como ejemplo tener juntos en la misma escena a La Regenta y a su esposo Víctor Quintanar, interpretado por un Adolfo Marsillach, solo tres años mayor que Penella en la vida real, pero avejentado a duras penas por un precario maquillaje en aras de la credibilidad en cuanto a la notable diferencia de edad que separa a ambos personajes en la novela.

Centrados ya en la serie, antes de abordar someramente las cuestiones técnicas, nos parece oportuno hacer un breve repaso de cada uno de los personajes principales de la novela, encarnados por grandes actores, curtidos en televisión, cine y teatro.

Y ello se nota ciertamente porque todos, sin excepción están magníficos en sus papeles, bajo la dirección de Fernando Méndez-Leite, que también se hizo cargo de un complejo guión, revisado más de una docena de veces durante seis años.

Ana Ozores (Aitana Sánchez Gijón) es la Regenta; encarna a la perfección la imagen de mojigatería tan propia del extremo misticismo, aunque solo en apariencia, puesto que oculta la pasión de una bella mujer insatisfecha, atenazada por un matrimonio de conveniencia, en el que su esposo, más que amante, actúa como progenitor y atormentada por un sentimiento de culpa que tanto se empeña su fanático confesor en mantener vivo.

Fermín de Pas (Carmelo Gómez) es el Magistral de la Catedral, de una ambición desmedida en cuanto a su promoción al Obispado y bajo la recta dirección de su madre, compone la obsesiva personalidad del perfecto manipulador, obsesionado con la bella Ana Ozores, hasta el punto que trata de controlarla más allá de su función sacerdotal, pero que ve como su codiciada presa se le escapa de las garras, cuando entra en escena otro depredador que resultará muy difícil de batir.

Como curiosidad, hay que destacar la buena pareja que forman Aitana Sanchez-Gijón y Carmelo Gómez, siendo éste el principal motivo de que un año después ambos protagonizaran en los escenarios La gata sobre el tejado de zinc, si bien luego Gómez sería reemplazado por un menos acertado Toni Cantó.

Víctor Quintanar (Héctor Alterio) es el ex Regente de la Audiencia de Vetusta y si bien parece el más inocente de toda esta tragedia romántica, sus intenciones lascivas hacia su sirvienta lo delatan; incompresible resulta por tanto entender su dejadez como marido, ante las demandas carnales de su joven y bella esposa, a la que conduce literalmente a las fauces del lobo, viéndose luego obligado a reclamar la restitución de su honor en un duelo que termina con su vida.

Álvaro Mesía ( Juan Luis Galiardo) es el Presidente del Partido Liberal y también del Casino de Vetusta, lugar de encuentro de la sociedad más pujante de la ciudad, y encarna a un veterano Don Juan, a cuyos encantos muy pocas mujeres se resisten, y que se muestra entusiasmado ante un nuevo reto nada sencillo, conquistar a la piadosa Ana Ozores.

Petra (Cristina Marcos) es la empleada doméstica de los señores de Quintanar y la asistenta personal de la Regenta, y pese a su aparente simpleza, no duda en mover todos los hilos astutamente para traicionar su confianza, dado que ansía servir en la residencia del Magistral y suceder en el puesto a su amiga, la pizpireta Teresina (Lucina Gil)

Tomás Crespo, Frígilis (Miguel Rellán) es el amigo inseparable de Víctor Quintanar y el acompañamiento perfecto de sus extravagantes ocurrencias y matutinas partidas de caza; con él se siente mucho más cercano para conversar sobre lo divino y lo humano.

Paula Raíces (Amparo Rivelles) es la codiciosa e intuitiva mujer que pretende lo mejor para su hijo Fermo, y por ende para sí misma, pero que ve peligrar su privilegiado status en Vetusta por culpa de los amoríos del promiscuo Magistral, embelesado con el encanto y belleza de Ana Ozores.

Visitación (Fiorella Faltoyano) es la amiga íntima de Ana Ozores, a la que envidia profundamente y constituye la pieza esencial de la tragedia que se avecina, aprovechando su relación con su antiguo amante Álvaro Mesía para poner a prueba la castidad de La Regenta, mientras se maneja como nadie entre los entresijos y chismes de una expectante Vetusta, plena de cotillas dispuestas a hacer sangre, como su amiga Obdulia (Virginia Mataix)

Santos Barinaga (Manuel Alexandre) es el enemigo declarado del Magistral y su madre Paula, a quienes echa la culpa de su ruina económica; envalentonado por las borracheras, desata toda su ira contra ellos, con gritos e insultos que escuchan todos los vecinos a las horas más intempestivas, hasta que amargado y destruido por el alcohol finaliza sus días sin ni siquiera llega a ser ser confesado.

Pero es sin duda el personaje de La Regenta, el de mayor complejidad de todos.

En una entrevista concedida en 2010 al diario El Comercio, Aitana Sánchez reflexionaba sobre su errático comportamiento, en medio de la disputa de dos impetuosos hombres que la desean, mientras que su esposo se mantiene fuera de la realidad, hasta que se da de bruces con ella:

«Está atrapada en la soledad, a la vez que siente el deseo de amar y de ser amada. Y, por otro lado, posee una gran ingenuidad, lo que favorece las manipulaciones que sufre del Magistral y de Álvaro Mesía. El Magistral es un gran manipulador. Y Ana Ozores siempre elige las peores opciones, las que la conducen al desastre».

La Regenta contó con un presupuesto de tres millones de euros y necesitó cerca de mil quinientos extras para el rodaje, sirviendo en buena parte los escenarios reales que narra la novela de Clarín, donde la Catedral de Oviedo siempre aparece majestuosa, pese a que aún no había experimentado el necesario remozamiento de su aspecto ennegrecido.

A destacar la música compuesta con acierto por el vasco Bingen Mendizábal, colaborador habitual del director Juanma Bajo Ulloa y la cuidada dirección artística, que corrió a cargo de un genio de renombre mundial, el asturiano Gil Parrondo, ganador de dos Oscars por Patton y Nicolas y Alejandra.

Emitida por TVE en tres capítulos, La regenta llevó en su día a la pantalla a seis millones de espectadores, un notable índice de audiencia teniendo en cuenta que ya desde principios de los años noventa, la cadena pública rivalizaba con las privadas Telecinco y Antena 3.

En suma, una ambiciosa producción para adaptar la inmortal obra de Clarín con una brillante factura cinematográfica.

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