No fue especialmente bien recibida esta modesta producción, financiada en parte a través del crowdfunding o pequeñas aportaciones para donaciones colectivas, dado que Novatos tuvo escasa acogida en taquilla, con apenas medio millón de euros de recaudación.
Ya tratamos en nuestro blog la película Cobardes, novedoso acercamiento de nuestra cinematografía a un fenómeno que preocupa desde hace tiempo, el acoso escolar.
El objetivo de Novatos fue seguir la estela exitosa de aquella película, pero no cabe duda que contó como escollo con el desconocimiento del fenómeno de las novatadas, vistas como algo divertido y gamberro, propio de la juventud, en cuanto que inevitable e inseparable rito para la integración en un grupo de veteranos.
Tras cumplir la mayoría de edad, Alex inicia el primer curso universitario en Madrid, ciudad a que acude para residir en un colegio mayor, en el que desde el primer día empieza a sufrir brutales vejaciones y humillaciones por su condición de novato, al igual que Carla, una chica con la que inicia una relación. Tras sus vacilaciones iniciales, ambos deciden ser valientes frente a los abusos, lo que supone un directo enfrentamiento con los líderes del grupo de veteranos y veteranas.
Su director, Pablo Aragüés, ha reconocido que su trabajo se basa en hechos reales, los suyos. En una entrevista radiofónica concedida a Julia Otero para Onda Cero, apuntó que había rebajado la crudeza de muchos de los episodios de violencia física y psicológica que tuvo que padecer, visto que parecerían exagerados e intolerables para cualquiera que desconoce la ley del silencio que impera en estos ámbitos.
Lo mejor del film es, sin duda, Nicolás Coronado, hijo de José Coronado y nieto de la recientemente fallecida Lucía Bosé, de quienes seguro siguió los mejores consejos para interpretar al cruel líder del grupo, Estévez. Un psicópata y maltratador de libro.
Lo peor, sin duda, la inverosimilitud de su último tramo, para lograr un final muy forzado, amable y satisfactorio para los protagonistas y por ende, para el público.
Desgraciadamente, la realidad de las novatadas, no suele ser tan dulce.
Pero el que muchos de los que hoy son niños de papá y verdugos de novatos, mañana puedan tener puestos de responsabilidad en sus trabajos o cargos públicos es quizás aún más amargo y preocupante.