LA PELÍCULA DE HOY: CARMEN Y LOLA (2018)

Esta reciente producción, dirigida por la debutante Arantxa Echevarría, fue una de las gratas sorpresas de un cine español que ciertamente atraviesa momentos muy difíciles, con espectadores que apenas acuden a las salas, máxime en tiempos de pandemia.

Carmen y Lola aborda una preciosa historia de amor adolescente, la de dos jóvenes gitanas inmersas en un antediluviano mundo patriarcal y homófobo, que tiene como premisa un precoz casamiento de sus miembros femeninos y como acatamiento una religión evangelista que, como tantos cultos, rechaza, por pecaminosas, las relaciones entre personas del mismo sexo.

De forma semidocumental, la cámara nos hace partícipes de los momentos más cotidianos de una etnia tan peculiar, pero muy alejada del estereotipo de marginalidad que suele asociarse a la misma.

Y así, nos convierte en clientes de su mercadillo e invitados de las pomposas y alegres celebraciones, tan reconocibles como la pedida de la novia o el cumpleaños del novio, previo encuentro de las familias de los casaderos, que parece retrotraernos a tiempos pretéritos.

Pero también nos hace indiscretos cómplices de los primeros escarceos amorosos de las dos protagonistas, totalmente exentos de un erotismo vulgar que hubiera desvirtuado la historia.

Y es que bajo la dirección de una mujer, todo se empapa de una sensibilidad ajena en otras producciones de realizadores masculinos, como lo demuestra uno de los más bellos y románticos de la película, cuando una de las chicas viste delicadamente a la otra mientras ésta se despereza.

Sorprende la acertada interpretación de los actores, máxime si tenemos en cuenta que no son profesionales, salvo la paya Carolina Yuste, ganadora del Goya a la mejor actriz de reparto y contrapunto imprescindible para el bisoño elenco.

Y tal circunstancia curiosamente le da a la película una intensidad aún mayor, visto que todos se volcaron en el empeño de dar lo mejor de sí mismos, desplegando sus emociones hasta el límite, sobremanera Moreno Borja y Rafaela León, fantásticos como padres de Lola.

Pero como luego reconocería la realizadora vasca, ganadora de un Goya a la mejor dirección novel, no fue nada fácil completar el casting, partiendo de la extrema dificultad de encontrar a unas jóvenes de raza gitana, que podrían quedar estigmatizadas por su intervención en el film, como así ocurre con Carmen y Lola, discriminadas en su entorno y repudiadas por su familia.

Y después de un laborioso proceso de selección, no cabe duda que acertaron de pleno con la elección de dos valientes jóvenes, que impresionan por su inexperiencia previa y que tienen muchas papeletas para triunfar en futuras producciones.

La merchera Zaira Romero, interpreta a Lola, una de las gitanas adolescentes, única de su etnia en su clase de secundaria, con inquietudes artísticas y vocación para seguir estudiando, pero que dada su orientación sexual, ya tiene interiorizado que nunca encajará en una arcaica comunidad, cuya reglas predisponen a que las mujeres contraigan cuanto antes matrimonio y tengan hijos con su esposo gitano.

Y la gitana Rosy Rodríguez, que tuvo que pedir autorización a su esposo para encarnar a Carmen, encarna a una joven prometida para una inminente boda, frustrada al descubrir el amor verdadero en quien menos se esperaba.

Al final, alejadas de la opresiva urbe y del rechazo de los suyos, las dos jóvenes amantes nos recuerdan que, como escribía el poeta E.E.Cumings, siempre nos encontraremos a nosotros mismos en el mar.

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