Si hay un grupo musical en España que tuvo un incontestable éxito y cuya inesperada ruptura dejo huérfanos a miles de fans ese fue Mecano.
Su trayectoria abarca desde 1981 hasta 1992, y aunque se reencontraron en 1998 para publicar el disco recopilatorio Ana José Nacho, ello no fue suficiente para evitar el adiós definitivo.
Sin riesgo a equivocarnos podemos decir que el trío formado por Ana Torroja y los hermanos Cano constituyó uno de los elementos claves del pop de nuestro país, amén de tener resonancia internacional.
En este sentido, llegaron a vender siete millones de discos fuera de las fronteras patrias y gozaron de enorme aceptación en Hispanoamérica, así como en Francia e Italia.
Y es que Mecano te podrían gustar más o menos, pero su talento era indiscutible; con un exquisito trabajo tanto en la composición, como en los arreglos, sus actuaciones en directo eran todo un espectáculo de luz y sonido, constituyendo una de las primeras bandas españolas en celebrar conciertos multitudinarios y giras nacionales e internacionales, al estilo de los mejores grupos extranjeros.
En sus letras, poesía pura, nos cantaban historias de diversa índole y tan profundas como Cruz de navajas, Barco a Venus, Hijo de la luna, Aire o la canción de la que hoy escribimos, Mujer contra mujer.
Se trata de un tema incluido en el cuarto álbum, Descanso dominical, (1988) que fue el de su consagración; no en vano continúa siendo el LP más vendido en España, con un millón trescientas mil copias.
En Mujer contra mujer se nos narra una historia de amor lésbico, en un momento de nuestra sociedad en el que no es que la homosexualidad de hombres o de mujeres estuviera mal vista, sino que directamente se discriminaba a cualquiera que tuviera una orientación distinta a la que marcaba su propia sexualidad.
Como consecuencia de todo ello, era excepcional que alguien se decidiera a “salir del armario”, viéndose por ende reprimida su voluntad, hasta el punto de tener que ocultar y expresar sus sentimientos en la intimidad, casi clandestinamente, como si de un delito se tratara.
Por tanto, resulta destacable la enorme valentía de un grupo como Mecano, ya que en la cima del éxito decidió romper un enorme tabú, abordando una temática tan polémica que podría incluso resultar repulsiva para muchas personas, incluidas las que formaban parte de un núcleo muy importante de sus fans.
Sin embargo y nunca mejor dicho, la pluma fue más fuerte que la espada y la belleza de unos versos interpretados por la dulce voz de Ana Torroja, que como siempre, se arroga la condición de objetiva narradora de la historia, convencieron a los más recalcitrantes, amén de quedar para la historia como himno no declarado del colectivo de gays y lesbianas.
Como decíamos, Mecano tuvo gran éxito en varios países y esta canción no fue una excepción.
Traducida a varios idiomas, Mujer contra mujer fue número uno de las listas de Francia durante varias semanas.
Mecano fue además uno de los grupos españoles punteros en lo que se refiere a la promoción de las canciones a través de espectaculares videoclips.
Y así, al año de publicarse Descanso dominical todos pudimos ver el trabajo realizado por la también actriz y guionista francesa, Franci Camus.
Y es que solo una mujer podía rodar una historia de amor tan bella e intimista entre dos mujeres, con unas imágenes, en buena parte ralentizadas, en las que por encima de todo predomina el color blanco como símbolo de la pureza de un amor tan verdadero como cualquiera.
Visto a día de hoy, es evidente que España era un país retrogrado en lo que se refiere a la homosexualidad, pero también es verdad que en otros lares, la situación era rayana con la represión, hasta el punto que en algunos países fue prohibida la emisión del videoclip, teniendo en cuenta que seguían castigando dicha orientación sexual como delito.
Pero no quisiéramos aburrir más al lector con nuestra prosa.
Sin más dilación, damos paso a la belleza de los versos escritosbpor José María Cano:
Nada tienen de especial
Dos mujeres que se dan la mano
El matiz viene después
Cuando lo hacen por debajo del mantel
Luego a solas sin nada que perder
Tras las manos va el resto de la piel
Un amor por ocultar
Aunque en cueros no hay donde esconderlo
Lo disfrazan de amistad
Cuando sale a pasear por la ciudad
Una opina que aquello no está bien
La otra opina que qué se le va a hacer
Y lo que opinen los demás está de más
Quién detiene palomas al vuelo
Volando a ras de suelo
Mujer contra mujer
No estoy yo por la labor
De tirarles la primera piedra
Si equivoco la ocasión
Y las hallo labio a labio en el salón
Ni siquiera me atrevería a toser
Si no gusto ya se lo que hay que hacer
Que con mis piedras hacen ellas su pared
Quién detiene palomas al vuelo
Volando a ras de suelo
Mujer contra mujer
Una opina que aquello no está bien
La otra opina que qué se le va a hacer
Y lo que opinen los demás está de más
Quién detiene palomas al vuelo
Volando a ras de suelo
Mujer contra mujer
Quién detiene palomas al vuelo
Volando a ras de suelo
Mujer contra mujer