No es que quien escriba estas líneas sea un gran seguidor del artista asturiano, con quien comparte raíces, pero seríamos muy torpes si negásemos la valía de su trayectoria, desde que debutó en 2003 con su primer trabajo, Sin noticias de Holanda.
Era entonces cuando el cantante trataba de destacar con la rumba canalla, un estilo revitalizado escasos años antes por Estopa, desde Cataluña.
Y aunque es cierto que nunca ha alcanzado el nivel de los hermanísimos Muñoz y se ha visto obligado a evolucionar a un pop más convencional, que nos den un Melendi, antes que diez mil reguetoneros.
Si tuviéramos que elegir un tema de su repertorio, ese sin duda es Con solo una sonrisa, una bellísima canción, plena de sentimiento y muy alejada de aquellos inicios.
No obstante, para la presente publicación hemos optado por otro, cuyo título también da nombre a su undécimo trabajo, el último por ahora.
Y el motivo es que Likes y cicatrices, nunca mejor dicho, mete el dedo en la llaga de una sociedad, que ha evolucionado para peor en la última década y media del presente Siglo XXI.
Ya tuvimos oportunidad de escribir en el blog sobre artistas que incidían en los efectos negativos de las redes sociales, donde campan por sus anchas auténticos sociópatas digitales que pagan su frustración en la vida tratando de destruir, desde el anonimato, cualquier atisbo de éxito ajeno…….Con su pan podrido se lo coman.
E igualmente nos referimos a otros cantantes, preocupados por la excesiva dependencia a las nuevas tecnologías o TIC, que en muchas ocasiones deriva en adicción.
Pues bien, en su composición, Melendi hace un compendio de todos los males de esta nueva tendencia que nos ha tocado vivir, en la que la vida digital parece importar más que la real.
Decimos esto porque ambas no suelen coincidir, ni mucho menos, cuando lo suyo es ofrecer algo a los demás para que públicamente sepan que uno no vale menos que el resto por lo que es o por lo que tiene, ya sea en cuanto a lo físico, como a lo material e incluso en cuanto a sus valores como persona y que ni mucho menos se va a quedar a atrás en la carrera para ser más cool o guay, como decíamos los ahora cincuentones.
Y lo anterior, para muchos genera no pocas situaciones de angustia y desazón, en especial si hablamos de adolescentes en pleno proceso de maduración hacia su vida de adultos.
En su día también incidimos en lo absurdo de que en ocasiones, para lograr tamaño merito de la exposición pública se llegue a poner en peligro la integridad física, al tratar de inmortalizar un momento que de inmediato se quiere compartir con los seguidores.
Momentos inmortales de cuerpos mortales, algunos antes de tiempo y por pura estupidez; no en vano, recientemente se ha publicado que cada trece días muere una persona en un accidente sufrido, al intentar hacerse un selfie.
Sea como fuere, ahora casi todos forman parte de un ágora digital donde la exposición al colectivo es lo que prima, pasando de la intimidad a la extimidad , un vocablo atribuido al psicoanalista francés Jacques Lacan, si bien nosotros preferimos uno mucho más correcto de nuestro diccionario, el de exhibicionismo, tal y como también reflexionamos en el blog.
En suma, un preocupante proceso de olvido de nuestro pudor, secularmente preservado en la esfera del individuo, para perseguir justo lo contrario.
Te trasladamos la letra de Likes y cicatrices, de Melendi, una canción que está siendo promocionada con un más que apreciable y ciertamente original videoclip de animación, basado en la papiroflexia
La Tierra enfermó
Le han hecho un escáner y, sin más
Le han dado un par de siglos de vida
Le han diagnosticado humanidad
Manda terremotos y pandemias
Porque intenta hacer reflexionar
A siete billones de bacterias
Que están enganchadas a Instagram
Y mientras tanto, las fake news vienen y van
Y dicen que este virus es «made in Taiwan»
Métete en Twitter y dime qué piensas tú
Y pregúntate si te importa
Likes y cicatrices, va sonando el blues
De la religión de los youtubers
De la comunión de las fake news
Besos sin raíces, ¿hay alguien ahí?
¿Qué más da que insultes o critiques?
Me da igual lo que piensas de mí
Tú solo deja un like
Tú solo deja un like
Y aquí va una foto de mi desayuno bien continental
Pa’ que tu café de máquina te siente mal
Y aprieta el brazo contra el bazo y sonríe bien natural
Que no se note lo que aprietes, así, así, bien casual
Ya no soy un cantautor, solo sigo la tendencia
Porque el que me da la pasta dice que el arte es audiencia
Y que sin dembow ya no existe el flow
¿Quién soy yo para contradecir al gurú?
Métete en Twitter y dime qué piensas tú
Y pregúntate si te importa
Likes y cicatrices, va sonando el blues
De la religión de los youtubers
De la comunión de las fake news
Besos sin raíces, ¿hay alguien ahí?
¿Qué más da que insultes o critiques?
Me da igual lo que piensas de mí
Tú solo deja un like
Y no es que sea apático
O que no me importe el cambio climático
Pero es que hoy una celebrity colgó un tiktok
Y ahora estoy en shock porque no hay stop
Bienvenidos todos al velorio
Vamos a rezarle juntos a la virgen del santo envoltorio
Porque, ¿quién soy yo, desde mi escritorio?
Cuando mi gurú me dice que un view
Vale más que cinco años de conservatorio
Oremos
Like nuestro, que estás en la nube
Santificado sea YouTube
Venga a nosotros tu algoritmo y hágase a buen ritmo
Tanto en suscriptores como en el engagement
Perdona nuestros dislikes
Como también perdonamos los de nuestros haters
Danos el millón de likes, no nos dejes caer en el strike
Más líbranos, más libranos del
Like nuestro, que estás en la nube
Santificado sea YouTube
Like nuestro