¿ES AJUSTADO A DERECHO QUE PABLO HASÉL ESTÉ EN PRISIÓN?

A estas alturas de película, nadie debe sorprenderse de la actitud de ciertos representantes del ciudadano, que mienten o se desdicen por sistema, y apenas se avergüenzan cuando su adversario (en ocasiones, tanto o más cínico que él) o un medio de comunicación ( en su gran mayoría, carentes de independencia alguna) les echan en cara su sorpresivo cambio de opinión, reproduciendo extractos de escritos publicados, grabaciones sonoras o audios, en cuanto que evidencias de su desfachatez.

Pedirles que asuman responsabilidad ya es una quimera.

Y es que, venga de donde venga, izquierda o derecha, no solo estamos en la cultura del “tú, más”, “tú, también”, sino también en la del “donde dije digo, digo Diego”, cuando no hacen buena la popular expresión de “manzanas traigo”, al evadir una pregunta, saliendo por la tangente, para contestar con otra respuesta que nada tiene que ver.

Como consecuencia de todo ello, nos hemos instalado en la postura maniquea de echar las culpas al otro, cuando se está acorralado o se pretenden ocultar las propias miserias, dentro de lo que ya se denomina como polarización, siendo otro de sus efectos más perversos, es el de medir las cosas por diferente rasero, en un permanente ejercicio de la doble moral y aplicación la ley del embudo.

Sentado lo anterior, resulta preocupante que desde el propio Gobierno de la nación, el Vicepresidente Pablo Iglesias o el Ministro Alberto Garzón, cuestionen una normalidad democrática, que está a años luz de muchos regímenes que ellos alaban y que se ha alcanzado, entre otras muchas cosas, por frustrarse un Golpe de Estado, del que este 23 de febrero se cumplen cuarenta años .

Pero de aberrante se ha de calificar que desde las propias instituciones del Estado, se aliente a la ciudadanía en contra de las fuerzas del orden, máxime cuando hace poco los mismos que no denuncian la violencia en las calles, criticaban con inquina el lamentable episodio del asalto al Capitolio, del que tuvimos ocasión de escribir en el blog.

Eso es lo que se evidencia tras las enésimas declaraciones incendiarias de un político, cuya discapacidad no debe ablandar nuestro corazón, ni condicionar nuestra opinión a la hora de criticarlo como se merece, Pablo Echenique.

Y es que a través de una red social que ya empieza a ser maldita, Twiter, señalaba: “todo su apoyo” a los “jóvenes antifascistas que están pidiendo justicia y libertad de expresión en las calles”.

Echenique se refería a las protestas por el ingreso en prisión del rapero catalán Pablo Hasél, que han tenido como consecuencia no solo concentraciones pacíficas, sino algaradas y altercados, que en un momento tan delicado como el que vive nuestra sociedad y economía, vienen suponiendo multitud de destrozos, saqueos y decenas de detenidos y heridos.

No entraremos ahora a valorar la política que tiene Twiter para vetar o restringir publicaciones o incluso cancelar o suspender cuentas, cuando a través de ellas se fomenta la violencia o el odio.

En este sentido, ha trascendido que con buen criterio,Twiter ha suspendido la cuenta de Isabel Peralta, una niñata neonazi, cuyo reciente discurso antisemita en Madrid ha puesto los pelos de punta.

Pero con sus manifestaciones, Echenique se ha puesto al mismo nivel que su odiado Donald Trump.

Cierto es que parte del Gobierno socialista tardíamente ha repudiado estos comentarios de Echenique, como es el caso de la vicepresidenta Carmen Calvo y que al tercer día, Pedro Sánchez resucitó de su silencio para criticar la violencia, si bien no censuró las declaraciones del Portavoz en el Congreso de Podemos, partido que lo sustenta en el poder.

Habrá pues que estar atentos a la actitud de la Fiscalía en relación a unas declaraciones que recientemente ha matizado el propio Echenique, pero no han hecho más que incendiar unos ánimos que ya estaban suficientemente caldeados.

Pero es que además, al igual que muchos, incluída Amnistía Internacional, se está faltando a la verdad sobre la situación penal del rapero, ya que aseverar alegremente que su ingreso en prisión es injusto porque atenta a la libertad de expresión, es faltar a la verdad, desde un plano netamente jurídico.

Llegados a este punto, conviene repasar el historial delictivo de Pablo Hasél, teniendo en cuenta la firmeza o no de las sentencias condenatorias.

La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, en sentencia de fecha 31 de Marzo de 2014, le condenó a dos años de prisión por delito de enaltecimiento del terrorismo, resolución que fue confirmada por el Tribunal Supremo, con fecha de 19 de febrero de 2015.

En aquel supuesto, se trataba de diversas canciones que se difundieron en internet a través de youtube y que tuvieron una gran difusión, en las que se contenían estrofas claramente laudatorias para las acciones y miembros organizaciones terroristas como GRAPO, ETA, Al Qaeda, RAF o Terra Lliure, a quienes se presentaba como presos políticos y víctimas del sistema democrático y asimismo en clave retórica, se citaba a varios personas u organismos concretos, como merecedoras de ser atacadas.

Así, quedaron acreditadas “lindezas” como éstas:

“Prefiero grapos que guapos” “quienes manejan los hilos merecen mil kilos de amonal” “Pienso en balas que nucas de jueces nazis alcancen” «Voy a tener que dedicar cada canción a algún preso político,porque el Gobierno y sus perros no paran de morder “Mira a los puercos del PSOE comiéndosela a la monarquía. Los dispararía uno a uno, sería oportuno, algo mejoraría» “La represión nos asola.- Pero grito: merece una bomba Televisión Española!.” «Pena de muerte ya a las Infantas patéticas. Por gastarse nuestra pasta en operaciones de estética. Lo dejaréis de hacer cuando vuestros palacios exploten”

“A los dueños de los periódicos El Mundo y ABC. Habría que asfixiarles con la mentira de su papel. Te crees gran empresario fumando habanos, puta colilla.- Ojalá vuelvan los GRAPO y te pongan de rodillas”

“Mi hermano entra en la sede del PP gritando ¡Gora ETA!.- A mí no me venden el cuento de quienes son los malos.- Porque veo sus mitin, solo pienso en matarlos».

“Los GRAPO eran defensa propia ante el imperialismo y su crimen.”

“¡Merece que explote el coche de Patxi López !».No me da pena tu tiro en la nuca, pepero.”

“¡Qué alguien clave un piolet en la cabeza a José Bono!.- Muerte a la élite capitalista, ¡muerte!.- Será un honor que me llaman terrorista.- Donde muchos comunistas ni conocen a los GRAPO.- Yo si respeto a quien más de un cerdo mató.-

Uno se plantea si poner bombas o subir a un escenario.- Bin Laden no existe, son los padres.-

Es un error no escuchar lo que canto.- Como Terra Lliure dejando vivo a Losantos”

Llegados a este punto, aunque desde estas líneas no compartamos que no fuera condenado por lo que parecen evidentes amenazas e injurias proferidas contra personas sobradamente conocidas por su actividad profesional o política, cierto es que la comisión del delito del enaltecimiento se produjo en un momento en el que ETA ya se había disuelto, si bien el terrorismo islámico se mantenía y mantiene, desgraciadamente, con gran virulencia.

Pero en cualquiera de los casos y quedando incólumes todas las garantías procesales del acusado a ser enjuiciado en un proceso justo, su condena se ajustaba a la legalidad penal imperante, similar a la que existe en muchos países de la Unión Europa.

En este blog ya hicimos referencia a las canciones ochenteras que hoy vistas, no se caracterizaban de ser políticamente correctas

Y en el artículo aludíamos a que existían grupos musicales, en especial del rock radical, cuyas canciones eran claras alegorías de la actividad terrorista.

Sin embargo, el hecho de que hasta el año 2000 no se tipificara el delito de enaltecimiento del terrorismo, impedía que sus autores pudieran ser enjuiciados,a diferencia de lo que luego ha sucedido con Hasél.

No obstante, como quiera que era su primera condena y que la pena de prisión no superaba los dos años de prisión, teniendo en cuenta lo dispuesto en el artículo 80 del código penal, la Audiencia Nacional decretó que no debía cumplirla, supeditando el mantenimiento del beneficio a que no volviera a cometer un nuevo delito en el plazo de tres años, que finaliza en 2022.

Al respecto, es muy importante señalar que la suspensión de la pena se trata de una prerrogativa, discrecional por tanto para el Juzgador o Tribunal, hasta el punto de que en varias ocasiones el legislador penal expresamente en su redacción se sirve del término “podrá”.

En consecuencia, la concesión del beneficio no es automática y dependerá, del Juzgador o Tribunal, que tendrá en cuenta las circunstancias del penado y del supuesto enjuiciado.

Por tanto, en ocasiones puede que existan excepciones a la regla general de su concesión; en este punto no quisiéramos ser amarillistas, pero el ejemplo más ilustrativo fue el de Isabel Pantoja, que pese a tener una condena inferior a dos años en prisión y no contar con antecedentes penales, tuvo que ingresar en un centro penitenciario, si bien las circunstancias eran otras y existía una responsabilidad civil pendiente de abono.

Sea como fuere y pese a la gravedad de los hechos, Pablo Hasél gozó de dicho beneficio y más allá del más que razonable enfado de la víctimas del terrorismo o de todos los que fueron insultados, ni salieron a la calle cientos de personas para protestar por el beneficio concedido a Hasél, ni por descontado, se iniciaron disturbios como los que estamos presenciando estos días.

Por tanto, la Audiencia Nacional aplicó el criterio más benévolo para el condenado y obró acertadamente, a nuestro juicio, sin perjuicio de establecer la principal condición que contempla la ley para no tener cumplir la condena a posteriori: no volver a delinquir en un plazo determinado de tiempo.

Pero la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, en sentencia de fecha 2 de marzo de 2018, nuevamente le condenó por otro delito de enaltecimiento del terrorismo, con la agravante de reincidencia, habida cuenta de la anterior condena.

Y tras la correspondiente revisión, por la comisión de tal delito, la condena de prisión ha quedado en una pena de nueve meses y un día de prisión , amén de tener que pagar una multa de ciento sesenta y ocho días, con cuota diaria de treinta euros y que en caso de impago le puede suponer la responsabilidad personal subsidiaria de un día de prisión, por cada dos cuotas impagadas.

Pero además, en la misma sentencia, Hasél fue condenado a otros dos delitos; por el delito de injurias y calumnias contra la Corona y utilización de la imagen del Rey, a la pena de doce meses de multa de multa, con una cuota diaria de treinta euros y por el delito de calumnias contra las Instituciones del Estado, a la pena de multa de quince meses con una cuota diaria de treinta euros,estableciéndose en ambos supuestos al igual que el anterior, la previsión de la responsabilidad personal subsidiaria en caso de impago de la multa.

Cierto es que la sentencia definitiva del Tribunal Supremo, de fecha 7 de mayo de 2020, contó con el voto particular de dos Magistrados favorables a la absolución, y el debate jurídico puede estar abierto sobre la interpretación de las normas penales, pero veamos cual fue su poesía urbana difundida por internet:

“Orgulloso de quienes respondieron a las agresiones de la policía.

El pueblo se defiende de su brutalidad y somos «violentos terroristas»; ¿Matas a un policía? Te buscan hasta debajo de las piedras. ¿Asesina la policía? Ni se investiga; Detenidos en Galiza por «enaltecimiento del terrorismo» es decir, por decir que hay que luchar contra el Estado fascista; Constancia en la lucha; el PC se dejaba la vida denunciando; que suelten a la familia real sin escoltas por nuestras calles; ante el terrorismo de Estado, el barrio organizado; se iba a enterar la policía; es para…; las manifestaciones son necesarias, pero no suficientes; apoyemos a quienes han ido más allá; estudiantes responden a la brutalidad policial enEuskal Herria; PCE(r) 12 años sin lucha armada; no habrá olvido ni perdón; tienen los años contados; no hay justicia que lo cace; pronto se irá a pique; tomará su palacio; sus herederos picarán piedra ) rezuman violencia, a veces ni siquiera solapada».

¿50 policías heridos? Estos mercenarios de mierda se muerden la lengua pegando hostias y dicen que están heridos.

Policía Nazi-onal torturando hasta delante de las cámaras.

Si tanta monarquía quiere el pueblo como dicen los tertulianos mercenarios, que suelten a la familia real sin escoltas por nuestras calles.

Que legitimidad tiene el heredero que en juergas y putas nuestra pasta está tirando. Se ríe de su impunidad en un chalé de Suiza. Imagínalo borracho diciendo «que buena mi hija». Con la pija de su amante recuerda cazas de elefantes mientras aumenta el hambre y no hay justicia que lo cace. A la cárcel van los pobres y no la infanta Inocencia , pero medio país le desea la guillotina”

Pues bien, tras la segunda condena, la Audiencia Nacional recientemente ha decretado el ingreso en prisión de Pablo Hasél, que se ha hecho efectivo tras ser llevado a la fuerza desde la Universidad de Lleida, en donde se había atrincherado, no sin antes criticar una situación, que tanto él como su abogada eran conscientes de que se iba a producir y que ahora trataba de evitar, apelando a la libertad de expresión, tras ver agotados todos sus recursos, con excepción del Tribunal Europeo de derechos humanos, a donde acudirá.

En este punto, se podrá discutir si es o no precisa una reforma del código penal para despenalizar determinados delitos o al menos reducir la penalidad que imponen, lo cual, en lo que se refiere al enaltecimiento del terrorismo, es más que improbable.

Y es que no es fácil que se olvide el daño que ocasionó ETA, pese a que muchos opten por empeñarse, erre que erre, en retrotraernos a la Guerra civil (1936-1939) y obviar un periodo triste y sangriento que la gran mayoría de los españoles hemos vivido en Democracia, tal y como apuntamos en una publicación del pasado año.


https://teacusodeacoso.com/eta-el-recuerdo-bloqueado-de-una-memoria-que-pretenden-reprimir/

Pero es que además, tamaña reforma, iría en contra del sentir generalizado de la propia Unión Europea, ciertamente preocupada por la deriva del terrorismo islámico, que en los últimos años se ha cobrado varias víctimas, a manos de “lobos solitarios”.

En este sentido, conscientes de lo arriesgado de la difusión de apoyos por internet a sus sanguinarios actos, en virtud de un reciente Reglamento se pretende obligar, tanto a Google como a las redes sociales , para que retiren en el plazo de una hora aquellos contenidos que sean denunciados, por fomentar el terrorismo o incitar a cometer atentados.

Por eso, resulta cuando menos temerario que desde distintos sectores con indudable poder mediático, como la cultura y en especial, el cine y la música, se firmen manifiestos, exigiendo, nada menos, la liberación de Hasél con posturas como la que sigue:

“el encarcelamiento de Pablo Hasél hace que la espada de Damocles que cuelga sobre la cabeza de todos los personajes públicos que osemos criticar públicamente la actuación de alguna de las instituciones del Estado se haga aún más evidente. Es necesario que se difunda esta situación a nivel internacional, para poner de relieve en qué situación nos encontramos. Somos conscientes de que, si dejamos que Pablo sea encarcelado, mañana pueden ir a por cualquiera de nosotros, así hasta conseguir acallar cualquier suspiro disidente

Los firmantes, como representantes del mundo del arte y la cultura en el Estado español, nos hemos unido para mostrar nuestro apoyo a Pablo, exigir su libertad, así como que se expulsen del Código Penal este tipo de delitos que no hacen sino cercenar el derecho, no solo de libertad de expresión, sino de libertad ideológica y artística”

Zapatero, a tus zapatos, podríamos decir, y no nos referimos al ex Presidente del Gobierno, que tampoco es que sea precisamente ecuánime a la hora de expresarse públicamente.

Es de suponer que con tal manifiesto se está poniendo el foco en la Monarquía, en un momento en que arrecian las críticas contra Rey Emérito.

Y de ser así, lo fácil sería posicionarse a favor de Hasél, en defensa de la libertad de expresión, para despenalizar determinadas conductas, que por poner un ejemplo, en el Reino Unido se someten a la jurisdicción civil.

Pero en dicho manifiesto, intencionada o imprudentemente, se está olvidando que Hasél no solo fue condenado por injuriar a la Corona, delito que en todo caso le conllevaría pena de multa, sino también por otros dos delitos, uno de ellos el de enaltecimiento del terrorismo, que es el conlleva la pena de prisión de nueve meses y un día que está cumpliendo el rapero.

Y ciertamente nos parece escandaloso que, tras el desgarro que ha sufrido España durante tanta décadas por culpa del terrorismo, se esté ahora justificando por parte del gremio de la cultura del Estado Español, como ellos dicen, que arengar una conducta terrorista que ha segado la vida de mil personas y traído la desgracia para infinidad de víctimas, sea un ejercicio lícito de la libertad de expresión.

Pero es que además, el que ahora la Audiencia Nacional haya decretado el ingreso en prisión, no se debe a que haya reconsiderado su postura inicial para una concesión del beneficio de la suspensión de la pena, en el que nada tuvo que ver la defensa de la libertad de expresión.

El que ahora la Audiencia Nacional haya decretado el ingreso en prisión, se debe, simple y llanamente a que las circunstancias del condenado han variado sensiblemente, toda vez que Hasél ya no gozaba de la ventaja que tenía con anterioridad, al contar con antecedentes penales.

Y bien por supina (y atrevida) ignorancia jurídica o bien por un lamentable cinismo, que ve la paja en el ojo ajeno y no ve la viga en el propio, lo que es cierto es que según el signo político del acusado se varía la postura, con el objetivo de intentar manipular la realidad de los hechos e influenciar en la conducta de jóvenes, muchos de ellos menores de edad, que con mucho ímpetu y poco cerebro, desafían y agreden a los únicos que tienen el uso legítimo de la fuerza para defender el Estado de derecho, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

El rapero ha señalado por activa y por pasiva que no piensa pedir perdón, porque no se arrepiente de nada y para justificar su postura de preso político, ni ha solicitado el indulto, ni piensa hacerlo, aún estando en prisión, donde tampoco está colaborando en ninguna actividad que le suponga un beneficio penitenciario.

Eso sí, se ha quejado de que su celda es minúscula, tal y como ha manifestado su letrada.

Él sabrá, aconsejado estará, pero quizás debería comerse el orgullo, por su propio bien, sin perjuicio de que otros pueden solicitar el indulto por la vía de urgencia si Hasél no lo hace o el Tribunal Europeo de Derechos Humanos termina por darle la razón una vez ya haya sido excarcelado.

El ruido cesará, tarde o temprano, y por mucho que los violentos traten de amedrentar para que se haga una justicia a la carta, muy probablemente este supuesto mártir de la libertad de expresión, tendrá que seguir rindiendo cuentas, no solo por su violencia verbal, sino también por la física.

En condiciones normales,la Audiencia Nacional no podrá revocar la suspensión de la ejecución de la pena de prisión a la que fue condenado por primera vez, en virtud del artículo 86 del código penal, salvo que Hasél sea tan torpe de cometer un nuevo delito antes del plazo de tres años fijado en su día por el tribunal.

Pero no cabe duda que el panorama que se cierne sobre su persona es más que sombrío,dado que penden sobre él otras condenas y causas pendientes, a la espera de la resolución definitiva sobre su firmeza o prosecución en las más altas instancias judiciales.

Así, la Audiencia Provincial de Lleida, recientemente ha confirmado la condena de prisión de dos años y medio y una multa de dos mil cuatrocientos euros, por los delitos de obstrucción a la justicia, amenazas y maltrato de obra, tras haber agredido al testigo de un juicio, cuyo testimonio iba en contra de su amigo.

Pero además, el pasado 2020 el Juzgado de lo Penal de Lleida ha declarado probado que Hasél agredió a un periodista de televisión en la Universidad de Lleida, al que empujó, insultó y roció con un líquido de limpieza, lo que ha supuesto una condena, que aún no es firme, de seis meses de prisión por un delito de lesiones, con obligación de indemnizar a la víctima en la suma de doce mil ciento cincuenta euros y además pagar una multa de cinco mil cuatrocientos euros, por la comisión de un delito de coacciones, tras haber impedido que los periodistas grabaran con las cámaras.

Y si lo anterior no fuera poco, Hasél está pendiente de otro juicio, tras haber solicitado la Fiscalía cinco años y nueve meses de prisión, al acusarlo de desórdenes públicos, atentado contra agentes de la autoridad y lesiones, durante las protestas de 2018 en Lleida, por la detención en Alemania del fugado de la justicia Carles Puigdemont.

Pues bien, si las dos anteriores condenas se confirman e incuso,si luego es condenado por los hechos de 2018, más de alguno quedará retratado, aparte del propio rapero, que ya antes de su primera condena había dejado varias “perlas” ciertamente significativas de lo que para él supone expresarse como le da la real gana, sin importarle lo más mínimo el respeto hacia el prójimo.

En este sentido, la hemeroteca a veces es muy puñetera para determinados políticos, como Pablo Iglesias, que ahora acusa a los medios de comunicación de enfatizar la deriva violenta de las manifestaciones y no centrarse en la cuestión de fondo sobre la libertad de expresión.

Decimos esto, porque recientemente ha trascendido una entrevista que en 2014 le hicieron a Iglesias en un programa de televisión, en la que debía responder a algunas preguntas, que antes le habían dejado grabadas otros invitados:

“Si te pudieras cargar a Juan Carlos de Borbón,Amancio Ortega o Aznar. ¿A quién te cargarías de los tres?»

¿Adivinan quién hizo la pregunta? Pablo Hasél.

¿Y saben cuál fue la contundente y razonable respuesta de Pablo Iglesias, que por entonces no estaba en el poder, como ahora?:

“Dios mío, a ninguno, No quiero matar a nadie y, además, desprecio profundamente a los que convierten la política en una cuestión de odio personal y que convierten su excitación narcisista en algo que tenga que ver con la política. La vida humana es lo suficientemente seria como para no formular preguntas de este tipo de a quién matarías….. Con esta gente ni que se acerque a mi; que se ocupen de otra cosa, no queremos tener nada que ver con gente cuyos problemas no son políticos, son de psiquiátrico».

Y si ya hablamos de la pareja de Iglesias,¿justificaría ahora la Ministra de Igualdad, en base a la libertad de expresión, los comentarios de Hasél en 2012, abiertamente machistas y vejatorios hacia la mujer, tal y como ha recordado recientemente Cayetana Álvarez de Toledo?

No obstante, apostamos a que uno de los que más se estarán rallando (como dicen ahora) es Fernando Grande-Marlaska, actual Ministro del Interior del Gobierno de España, pero hasta hace poco, una de las personas que como magistrado, más han luchado para vencer a ETA, y seguramente, amigo de muchos de los que han tenido que resolver sobre la situación de Hasél.

Y es que, aunque Grande-Marlaska se deba a su puesto dentro del Poder Ejecutivo, estamos convencidos de que en su fuero interno apoya a los que hasta hace poco fueron sus compañeros, dentro del Poder Judicial y cuya labor es interpretar las normas que emanan del Poder Legislativo, esto es del Congreso y del Senado.

Pues bien, conforme a la legalidad vigente y en especial, nuestro código penal, existen sobrados argumentos jurídicos para mantener que es ajustado a derecho que Pablo Hasél esté en prisión.

Y en un ejercicio de responsabilidad,bien harían determinados políticos en evitar apagar fuegos con gasolina.

NOTA ACLARATORIA POSTERIOR: con fecha de 5 de mayo de 2021 se publicó la noticia de que la Audiencia Provincial de Lleida había confirmado la condena de seis meses de prisión.

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