DEL TEATRO A TELEVISIÓN ESPAÑOLA. LA OBRA DE HOY: LAS BRUJAS DE SALEM (1965)

Muchos aún no habíamos nacido cuando nuestros padres se asomaban semanalmente a la pequeña pantalla para deleitarse con la interpretación de impresionantes elencos actorales, con amplias y reconocidas trayectorias profesionales, a caballo entre el teatro y al cine.

Desgraciadamente apenas vive una minoría de todos aquellos que mostraron su valía en las brillantes adaptaciones que se hicieron para Televisión Española de muchas de las obras que por entonces triunfaban fuera de nuestro país.

Ciertamente nuestros lectores más jóvenes se sorprenderán al saber que en aquella época, con una televisión en blanco y negro y un solo canal que poder visionar, la oferta para el espectador se limitaba hasta el extremo.

Pero en muchas ocasiones la programación era de una extraordinaria calidad, con espacios como Gran Teatro o Estudio 1 que nada tenían que envidiar a las mejores producciones de la BBC británica. A día de hoy, no es difícil encontrarlos en internet, conservados con una notable calidad de imagen y sonido.

El Crisol o Las brujas de Salem, había sido escrita en 1953 por el célebre dramaturgo norteamericano Arthur Miller, constituyendo todo un desafío a la autoridad de su país a modo de metáfora sobre la denominada Caza de brujas en Hollywood, iniciada por el senador Joseph Raymond McCarthy, lamentable infamia sobre la que ya tratamos en nuestro blog al analizar la película Trumbo.

A finales del siglo XVII, en la población de Salem (Massachussets) aún bajo el estatus de colonias británicas del Nuevo Mundo, se inicia un absurdo juicio por falsas acusaciones de brujería; todo empieza con el descubrimiento por parte de un pastor protestante de varias jóvenes que bailaban desnudas alrededor del fuego mientras realizaban cánticos y conjuros del todo inocentes, que pronto se asocian a ritos satánicos de invocación al Diablo; con ánimo de exculparse, las jóvenes promueven una delación en cadena, que afecta a muchos habitantes del pueblo, entremezclándose sentimientos de revancha, celos amorosos y envidias vecinales como principales motivaciones de las calumnias.

Miller se inspiró en los penosos hechos reales acaecidos en 1692, que llevaron a la horca a casi una veintena de personas, entre ellas una niña de tan solo doce años, tras una serie de vistas en un juicio adolecido de infinidad de irregularidades, tal y como luego se reveló.

Porque, como se suele decir, pueblo pequeño, infierno grande…sin duda, contagiado por una psicosis vecinal inmersa en un puritanismo y fanatismo llevados al extremo.

Realizada por Pedro Amalio López en dos ocasiones, la primera de las adaptaciones españoles contaba con un reparto de campanillas, con Francisco Piquer, Vicente Soler, Irene Gutiérrez Caba, Gemma Cuervo, Tina Sainz, Lola Gaos, Antonio Ferrandis y Pastor Serrador.

En el año de su pase televisivo nuestro país vivía todavía subyugado por la dictadura franquista, a la que todavía le restaba una lánguida década de vida.

Pero, bien por bisoñez o por mero desinterés, la censura venía permitiendo desde hacía tiempo que se “colaran” de soslayo, ciertas obras teatrales, cinematográficas o televisivas que por su temática, apuntaban directamente a la línea de flotación de un régimen, anclado en la represión e intolerancia, muchas veces sustentadas en la delación de sus conciudadanos.

En 1996 la obra de Arthur Miller se llevó a la gran pantalla con una apreciable película, El crisol, interpretada en sus principales papeles por Daniel Day-Lewis, Winona Ryder, Joan Allen y Paul Scofield.

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