Un reciente estudio conjunto de la Organización Mundial de la Salud y de la Organización Internacional del Trabajo apunta a que trabajar más de cincuenta y cinco horas a la semana trae consecuencias negativas para la salud.
Elon Musk trabaja cien horas semanales.
“Reinventé los automóviles eléctricos y estoy enviando gente a Marte ¿Pensaban que iba a ser un tipo normal y relajado?»
Así se expresaba recientemente en Saturday Night Live, uno de los programas televisivos de mayor audiencia en Norteamérica.
Según la revista Forbes este visionario ingeniero, que cumplirá cincuenta años el próximo mes de junio, es en el presente año una de las personas más adineradas del mundo, tras triplicar su fortuna durante la pandemia, estando calculada la misma en ciento ochenta y siete mil millones de dólares.
Necesitaríamos varias páginas de texto para poder describir todos sus logros, entre los que se incluye haber estado al frente de Paypal, Tesla, Solar City, Space X y Neuralink, entre otras muchas poderosas compañías.
Baste tan solo apuntar que tras su último acuerdo multimillonario con la NASA, tendente a que los humanos volvamos a pisar la luna y a su persistente idea de colonizar Marte, es inevitable acordarse de la icónica frase de Toy Story (1995) que encajaría a la perfección con el carácter de una persona que no parece tener límites “Hasta el infinito y más allá”.
John Favreau, director de la película Iron Man 2 (2010) que fue rodada parcialmente en unas instalaciones que pertenecen a Musk, reconocía que se había basado en él para conformar el personaje interpretado por Robert Downey J.R.
“Es un modelo de entusiasmo, buen humor y curiosidad. Un hombre del Renacimiento en una era que necesita de ellos”.
Es más, muchos lo califican como el Leonardo Da Vinci de nuestra época.
“Puede ver las cosas con una claridad que nadie puede entender….En el ajedrez, si eres un maestro, puedes pensar 12 jugadas antes. Y en cualquier situación en particular, Elon puede ver cosas con doce jugadas de anticipación” había manifestado su hermano Kimbal a la revista Rolling Stone, con ocasión de un extenso reportaje de 2018.
Y es que aquel niño que estaba absorto en su mundo y pensamientos, hasta el punto de que sus padres temían que padeciera sordera, con tan solo diez años ya había aprendido programación de forma autodidacta y con el paso del tiempo se convertiría en toda una referencia mundial en el ámbito de la tecnología.
Hasta ese momento, Musk siempre ha apostado muy fuerte, incluso a sabiendas de que el riesgo era enorme, pero siempre rodeado de gente positiva, desechando a aquellos que le ponen dificultades por doquier.
No obstante, cuando hablamos de riesgos económicos, debemos referirnos a cifras mareantes para los demás, solo al alcance de unos pocos privilegiados, bien por una fortuna heredada, o bien hechos a sí mismos, como es el que caso de Musk.
En 1999 Compaq adquiere por trescientos siete millones de dolares Zip Tube, compañía fundada con su hermano Kimbal que había llamado la atención por su novedosa aportación en los albores de internet a la digitalización de la información sobre las empresas, dejando atrás las obsoletas paginas amarillas.
Su siguiente y acertado paso fue Paypal,que supuso un avance en cuanto al comercio electrónico y que fue adquirida en 2002 por su gran competidora en el sector, eBay por mil quinientos millones de euros, de los que Musk se embolsó ciento ochenta, lo que le convertía en uno de los jóvenes menores de treinta años más adinerados del mundo.
Sin embargo, en vez de acomodarse y frenarse ante sus impulsos, se dejó llevar por su iniciativa de innovar, y como gran fantasioso de la ciencia ficción que es, se propuso liderar la primera empresa privada capaz de programar viajes espaciales, Space X.
No satisfecho con sus nuevos proyectos, en su obsesión por librar de la humanidad de la adicción a los combustibles fósiles, se embarcó en dos nuevas empresas, para lograr la creación de energía sostenible a través de los paneles solares (Solar City) y la fabricación de vehículos que consuman energía eléctrica (Tesla)
Con la crisis global de 2008, sus negocios se resintieron notablemente, y los tres intentos frustrados de poner en órbita sus cohetes, amén de la publicidad negativa que sus vehículos recibieron de la BBC británica, aventuraban que pronto llegarían el desastre de sus iniciativas y la ruina económica.
Sin embargo, Musk decidió apostar más fuerte que nunca, invirtiendo cuarenta millones de dolares de su propio patrimonio en Tesla, lo que constituyó el efecto que necesitaba para que se sumaran otros inversores, incluida la administración del presidente Obama, que le otorgó un préstamo de cuatrocientos sesenta y cinco millones de dólares, que con el tiempo sería devuelto con intereses.
Además, el cuarto intento de su aventura espacial tuvo éxito, logrando a posteriori Space X ser la primera empresa privada en lograr que una nave alcanzara la Estación Espacial Internacional.
Pero Musk continuó dando rienda suelta a su capacidad de innovación para fundar en 2016 Neuralink, empresa que desarrolla la neurotecnología mediante la conexión del celebro a dispositivos externos, como método para la curación de determinadas enfermedades.
Sin embargo, también ha sido calificado por muchos como un fanfarrón y charlatán vendedor de humo.
Y así, sus detractores entienden que la gran mayoría de sus proyectos son irrealizables y sus automóviles excesivamente costosos para el común de los mortales, pese a que el ingeniero ha garantizado con su patrimonio cualquier defecto de fabricación que puedan tener los vehículos, amén de habilitar la necesaria cobertura en buena parte de Estados Unidos, para facilitar la recarga eléctrica de las baterías de forma gratuita.
Otros sospechan que alguna de sus empresas puede conformar una estafa piramidal que terminará por reventar, dada su falta de transparencia en la contabilidad, con un patrimonio que se retroalimenta a través de inversiones públicas y de importantes mecenas.
Igualmente, Neuralink es vista como un peligroso anticipo de la manipulación de la mente.
Por si esto no fuera poco, se trata de una persona que no cuida las formas, precisamente y cada vez que tuitea, tiemblan las redes sociales y los mercados bursátiles, conscientes de que su opinión puede influir en muchas personas a la hora de comprar y vender acciones, algo que al multimillonario no parece afectar lo más mínimo.
En este sentido, a la muy sonada aparición en un podcast fumando marihuana, hay que añadir sus polémicas manifestaciones en contra de determinadas criptomonedas, según como sople el viento.
Sin embargo, existe la generalizada sensación que se trata de un peligroso enemigo a batir, ya que su obsesiva búsqueda de un futuro en el que la energía solar/eléctrica sea la predominante, supone un enorme grano en las posaderas de las poderosas compañías energéticas de hidrocarburos.
De todas formas, pese a una vida no exenta de tantas polémicas, Musk no parece amilanarse ni desistir en sus propósitos, sin que se esconda a la opinión pública, ni mucho menos.
No en vano, amén del citado programa de entretenimiento donde Musk interpretó varios papeles en tono de comedia, ha hecho cameos en el cine y participado como estrella invitada en varias series de televisión, incluida Los Simpson, donde como personaje animado se interpretaba a sí mismo en un capítulo que muchos criticaron al considerarlo mero autobombo.
Pero al margen de sus excentricidades, que quizás sean una terapia de choque para combatir su timidez y sus convulsas relaciones sentimentales, que le han impedido encontrar la estabilidad, tras tres matrimonios y sendos divorcios (los dos últimos con la misma mujer, la actriz Talulah Riley) su vida ha sufrido varios reveses, llegando incluso a temer por ella, cuando enfermó gravemente de malaria en 2000 durante unas vacaciones en su Sudáfrica natal.
Pero sin duda, fue su infancia en una Pretoria sumida en el Apartheid lo que más ha marcado su vida.
Tras el divorcio de sus progenitores, motivados por los malos tratos del padre hacia la madre, a diferencia de sus hermanos, que continuaron viviendo con ella, Elon decidió quedarse en Sudáfrica con su padre, tras sentir lástima por él. Craso error, sin duda.
Y es que aquella persona a quien Musk idolatraba en cuanto que brillante intelectualmente, escondía tras su fachada a un “terrible ser humano”, según sus propias palabras.
En la citada entrevista concedida a la Revista Rolling Stone fue del todo gráfico a la hora de describirlo:
«No tienes idea de lo malvado que es. Ha cometido prácticamente cualquier delito que se te ocurra. Prácticamente cualquier maldad que se te pueda pasar por la mente, él la hizo»
Y no cabe duda que sería esa distancia afectiva entre ambos la que impidió una confianza que hubiera sido necesaria para afrontar juntos el serio problema que un niño tan especial como él se encontraba cuando acudía a la escuela: el bullying.
En la citada entrevista de 2018 Musk parecía asociar el acoso escolar a su debilidad física, frente al resto.
“ Durante mucho tiempo yo fui el más joven y el más pequeño de la clase, porque mi cumpleaños cae casi en el último día en el que te aceptan en el colegio, el 28 de junio. Yo me desarrollé tarde, así que fui el más joven y el más pequeño de la clase durante años. Las pandillas me perseguían y me tiraban al suelo”
Durante una de esas palizas, Musk terminó cayendo por las escaleras, debiendo ser hospitalizado, agresión de la que le quedaron secuelas, toda vez que hace unos años se sometió a una intervención para corregir su tabique nasal.
Sin embargo, con el paso del tiempo decidió aprender a defenderse y visto su notable estirón hasta alcanzar 1,83 cm a los dieciséis años, aquellos energúmenos dejarían de molestarlo.
No obstante, en su reciente aparición en Saturday Night live, Musk reveló un dato crucial que quizás explique el que fuera la víctima propicia para aquellos desalmados.
Y así, confesó que padece el Síndrome de Asperger, un trastorno del neurodesarrollo que es conocido por afectar a la comunicación e interacción social y que se suele dar en personas con una capacidad intelectual sorprendente, que con el tiempo acaban triunfando en distintos ámbitos de la vida; otro claro ejemplo de ello es Bill Gates, con el que precisamente Musk ha tenido más de algún enfrentamiento público.
Pero hasta que alcanzan la vida adulta, es habitual que personas como Musk sufran un calvario por su carencia de recursos a la hora de relacionarse con su entorno más próximo, lo que supone colisionar con otros de su edad, que no siempre aceptan su particularidad y envidian su mentes privilegiadas, que en el caso de Musk, prefirió abstraerse de lo ordinario para centrar su atención en complejas lecturas, como la ciencia ficción.
Y como consecuencia de todo ello, nacen y perviven los prejuicios, el distanciamiento social, el aislamiento y la soledad en un niño, calificado como un “bicho raro” y ciertamente necesitado de un afecto que nunca pudo encontrar en su padre.
Dicen que el dinero no da la felicidad pero ayuda a conseguirla, y Musk tiene todo el dinero del mundo para intentar ahuyentar todos los fantasmas del pasado que aún le deben seguir atormentando y poder relacionarse afectivamente de la mejor manera posible; sus seis hijos han de ser el mejor estímulo para lograrlo.
Mientras tanto, y sin perjuicio de sus inevitables salidas de pata de banco, y de las reticencias de sus poderosos opositores, seguiremos expectantes a sus opiniones y ocurrencias, en aras de lograr un futuro más halagüeño para la humanidad.
En la citada entrevista de Rolling Stone, Musk reflexionaba sobre lo que desde la modestia tantas veces apuntamos en este blog: el riesgo que corremos de perder nuestra privacidad en manos de las nuevas compañías tecnológicas.
“Entre Facebook, Google y Amazon —y quizás Apple, pero a ellos parece importarles la privacidad— saben más sobre ti de lo que puedas recordar. Hay mucho riesgo en la concentración del poder. Así que si la Inteligencia Artificial General representa un nivel extremo de poder, ¿debería estar controlado por unas pocas personas de Google sin ninguna supervisión?”
Pero su mayor anhelo es que en un futuro puedan existir alternativas habitacionales para el ser humano en otros planetas, teniendo en cuenta su catastrofista visión sobre el nuestro.
«Un asteroide o un supervolcán podría destruirnos, y nos enfrentamos a riesgos que los dinosaurios jamás vieron: un virus manufacturado, la creación involuntaria de un mini agujero negro, cambios climáticos catastróficos o alguna tecnología que aún no conocemos podría ser el fin de lo que conocemos. La humanidad ha evolucionado por millones de años, pero en los últimos sesenta años nuestro armamento nuclear ha traído consigo la posibilidad de extinguirnos a nosotros mismos. Tarde o temprano, debemos expandir nuestras vidas más allá de esta bola verde y azul o nos extinguiremos”
Son manifestaciones de Musk del año 2012 y ciertamente dan que pensar, porque no hablamos de un botarate, precisamente.
No obstante quizás aún nos quede la última esperanza para poder invertir tiempo y recursos económicos y salvar al planeta tierra, en vez de destinar más dinero para lanzar al espacio cuarenta mil satélites, como Musk pretende.
De momento, el pasado 2020 ya puso en órbita más de mil.