Si hay una actriz contemporánea cuyo debut en la pantalla representó todo un fenómeno para los espectadores, fundamentalmente masculinos, en cuanto que radiante presencia dotada de belleza, encanto y simpatía, esa es sin duda Cameron Diaz.
Para ello hay que remontarse a La máscara (1994) cuando tan solo contaba con veintidós años, una película que además supuso todo un éxito en taquilla, como también lo fueron muchas en las que luego participaría la actriz, generalmente del género de comedia, entre las que, por encima del resto, hay que destacar Algo pasa con Mary (1988)
Pero la que otrora fuera una de las estrellas mejor pagadas de Hollywood, en 2018 anunció que se retiraba del cine para dedicarse a sí misma y a su familia, algo sorprendente si tenemos en cuenta que no había alcanzado la cincuentena y tenía ofertas de sobra para trabajar en el cine, algo que no hacía desde 2014.
En sus recientes apariciones públicas Díaz ha apuntado que alejarse del estrellato para ella ha supuesto una liberación, toda vez que ha dejado de sufrir la cosificación y explotación social que le acarreaba vivir, no ya de su exclusivo talento como actriz, sino de su físico como mujer, dentro de un contexto, el de Hollywood, en el que ha imperado la misoginia.
Lo llamativo es que, décadas atrás, la que luego sería objeto de pasiones, había sufrido burlas siendo adolescente por culpa del acné en su rostro, hasta el punto de tener un enorme complejo que la obligó a quedarse en casa en infinidad de veces, en vez de salir como hacían otras jóvenes de su edad.
Con el tiempo, la joven ganaría en confianza y autoestima, en parte facilitadas por su esbelto cuerpo y su bello rostro, ya libre de los terribles granos, lo que le permitió trabajar como modelo y posteriormente como actriz.
Antes hablábamos de Algo pasa con Mary, una divertidísima película dirigida por los irreverentes hermanos Farrelly.
Pues bien, uno de ellos, Peter, que parece haber reconducido su carrera a géneros “más serios” tras dirigir la premiada Green book, en 2019 llegó a disculparse públicamente por haber hecho algo tan estúpido y grosero, que a él quizás le pareció muy gracioso, pero que seguro que heló la bella sonrisa de Cameron Díaz: enseñarle el pene durante el rodaje de la película.
Como recordarán quienes hayan visto la película, precisamente su personaje sufre acoso sexual por culpa de las obsesiones masculinas.
Pues bien, un hostigamiento hacia ella en la vida real se encarnaría en un fan obsesionado con la actriz, extremadamente celoso por el hecho de que mantuviera una relación con el jugador de beisbol Alex Rodríguez, al que intentó agredir delante de todo el mundo, tras saltar al terreno de juego mientras disputaba un partido en 2010.
El fanático, ciertamente perturbado, conservaba en su domicilio dos fotografías ciertamente ilustrativas del precario estado de su salud mental, del todo amenazante para Cameron Díaz y su pareja.
En una de ellas tan solo aparecía la actriz con un revelador mensaje, “Pronto estaremos juntos”.
Pero en la otra, aún más estremecedora, la mediática pareja estaba acompañada del dibujo de un X en el rostro de Rodríguez, al que también apuntaba una pistola, con otro mensaje tremebundo: «Tienes que irte amigo, tú has perjudicado a muchas de nuestras reinas blancas».
La actriz tampoco pudo evitar ser permanente objetivo de los paparazzi, no rehuyendo encararse con ellos al sentirse perseguida, lo cual ha dado lugar a cruzadas denuncias por agresión.
Además llegó a demandar a un fotógrafo que la había chantajeado con revender unas fotos que le había hecho estando ella en topless, cuando aún no había debutado en el cine.
A día de hoy, Díaz continua su ferviente labor como activista en la lucha por el medio ambiente, pero como decíamos, se mantiene alejada de una exposición mediática, que al menos para ella ha sido excesivamente tóxica, visto el enorme grado de exigencia en cuanto al mantenimiento de una imagen perfecta y nada natural para ella.