Uno de los asuntos que más toca la fibra sensible de la ciudadanía es el relativo a los abusos sexuales a menores de edad, siempre cometidos por adultos cuyo desequilibrio mental no puede ni debe eximirles de culpa alguna en uno de los actos más viles que puede cometer un ser humano.
Y si esos abusos concurren en situaciones orquestadas en torno a grupos organizados que incluso persiguen explotar las perversas imágenes que hayan podido registrar para obtener un lucro sufragado por otros viciosos, la censura que puede hacerse, tanto social como jurídicamente, ha de ser aún mayor.
Por si esto fuera todo, si a las aberrantes prácticas sexuales, cuyo visionado forzaría al vómito a cualquier persona de una mínima sensibilidad, se las dota de un componente tan esotérico y bizarro como puede ser el recurrir a ritos demoníacos, el odioso cóctel que se ha combinado solo puede ser bebido y disfrutado por auténticos descerebrados, hijos de Satanás, nunca mejor dicho.
Y si además, en cuanto a la autoría, los miembros de esos grupos pertenecen a una élite o gente selecta y sin escrúpulos, cuyo poder adquisitivo permite que no duden ni un segundo en rascarse el bolsillo para comprar a autoridades policiales y judiciales corruptas y callar bocas, nos encontramos ante la demostración más palpable de que la carencia de la moralidad puede llegar a las altas esferas y contaminarlo todo desde arriba.
Afortunadamente, más allá de la ya de por sí lacra de la trata de menores con fines de explotación sexual, no existen precedentes que apunten a tamaña malignidad como la referida, lo que no es óbice para que tal posibilidad sea un fruto codiciado por los más indeseables, ahora escondidos en los rincones más siniestros de la Deep web.
Por ello, nunca debe bajarse la guardia ante situaciones como las descritas para denunciar y perseguir algo tan propio del argumento de una película de terror.
El problema es cuando un exceso de sensibilidad carente de raciocinio y alimentado por el boca a oreja sin sustento probatorio, se lleva al extremo de las denuncias falsas, destrozando vidas ajenas.
En el blog ya tuvimos oportunidad de escribir sobre este delito contra la administración de justicia.
MIÉNTEME, QUE NO TE CREO: LOS DELITOS DE DENUNCIA FALSA.
Por eso, carece de todo sentido y lógica moral y jurídica el que, ora por culpa de una credulidad inocente rayana con el analfabetismo, ora por una actitud culpable y malintencionada, un cotilleo o bulo se materialice en un peligroso ejercicio de difamación sin pruebas para generar una perniciosa publicidad negativa que ahora resulta del todo multiplicada en internet.
Ejemplo de todo ello han sido los predicamentos de muchos adeptos de QAnon, un movimiento nacido en internet y ligado a la ultraderecha y al supremacismo blanco norteamericano, que por cierto, recientemente ha visto como uno de sus adeptos cometía una matanza de inocentes en Búfalo.
EN LA VÍSPERA DE LAS ELECCIONES A LA PRESIDENCIA DE ESTADOS UNIDOS, HABLEMOS DE QANON , LA MADRE DE TODAS LAS CONSPIRACIONES.
Escribíamos entonces que los conspiranoicos miembros de QAnon sembraron las redes sociales con falsa propaganda para denunciar que existía una red de pederastia, con epicentro en la pizzería Comet Ping Pong de Washington que secuestraba a cientos de niños, a quienes se violaba y sometía a rituales demoníacos para luego hacerlos desaparecer.
Y señalábamos entonces que las delirantes acusaciones apuntaban a celebridades, la mayoría vinculadas con el partido demócrata, tales como Hillary Clinton, Barack Obama, Oprah Winfrey, Tom Hanks, Richard Gere, George Clooney, Ellen DeGeneres, Bill Gates, pero también figuras tan relevantes como el papa Francisco, el Dalái Lama o George Soros.
Pues bien, en España se ha dado una situación casi coincidente con el denominado Pizzagate norteamericano, solo que, en cuanto al emplazamiento, en vez de una cutre pizzeria se trataba de un modesto bar de carretera y en cuanto a las élites, no hablamos de tanto glamur, sino de personalidades relevantes por su actividad profesional o política de la comunidad valenciana.
Es importante destacar que los medios de comunicación nunca se habían hecho eco de las terribles andanzas de unos supuestos pederastas organizados, pero todo trascendería a la opinión pública, a través de las turbulentas aguas de internet, navegadas por muchos piratas sin escrúpulos.
En concreto, se ha sostenido en distintas páginas, blogs y canales de youtube que existía una organización de corrupción mafiosa, política,empresarial, judicial y de pederastia, compuesta entre otros, por una magistrada, un presidente de una diputación provincial ,un presidente de un gobierno autonómico, una directora y varios educadores y monitores de un centro de protección de menores o el presidente de un equipo de fútbol italiano.
Y sin evidencias de ningún tipo se daría rienda suelta a graves acusaciones, que habrían instigado un odio artificial contra los supuestos integrantes de la red criminal como autores o encubridores de delitos terribles que supuestamente acontecieron en los años noventa en el Bar España, sito en Benicarló (Castellón) y que eran luego sistemáticamente encubiertos por los Juzgados, el Ministerio Fiscal, la Guardia Civil y la Generalitat Valenciana.
Recordemos que por entonces la sensibilidad estaba a flor de piel, visto que precisamente en la Comunidad valenciana acontecieron dos crímenes de varios menores que conmovieron a nuestro país y que aún continúan con muchos cabos sueltos, los de Macastre y Alcasser.
Hasta la fecha, según lo investigado por el Juzgado de Instrucción nº Cinco de Castellón, el cabecilla de tales infamias para dar pábulo a una perniciosa difamación en internet, fue una persona, que cumplió pena prisión tras haber sido condenado como autor de un delito de acusación y denuncia falsa y que falleció en 2017.
Muchos apuntan a una venganza personal contra su ex esposa y la pareja de ésta, si bien es cierto que luego sería aleccionado por un criminólogo, también fallecido, que se dio a conocer en algunos medios como experto en sectas y desapariciones.
Ambos se habrían servido hace ya un cuarto de siglo de varios menores que dejaron constancia tanto por escrito como en vídeo y audio de que, siendo ya muy pequeños, eran drogados y conducidos al Bar España donde eran objeto de abusos sexuales y también llevados a masías para presenciar misas negras, donde se asesinaba a sangre fría a algunos niños, cuyos restos eran enterrados para hacerlos desaparecer.
Hablaríamos de denunciantes que en puridad eran ciertamente vulnerables y susceptibles de ser manipulados, visto que se trataba de niños y adolescentes nacidos en familias desestructuradas, acogidos en centros tutelados por la administración autonómica valenciana y que, aprovechando los permisos de salida, con el beneplácito de sus progenitores, seguían los dictados de unos adultos deseosos de la propagación de insidias.
Conviene apuntar que ninguna de las denuncias de estas barbaridades condujo en su día a la apertura de juicio oral contra persona alguna, visto que se archivaron las causas al entenderse delirios sin sustento indiciario alguno, o fueron los propios menores quienes luego se retractaron de lo manifestado. Cuando escribimos estas líneas, aún está pendiente de celebrarse el Juicio oral contra varios acusados que pueden ser condenados como autores de delitos de denuncia falsa, contra la integridad moral, de calumnias e injurias con publicidad contra particulares, autoridades y funcionarios públicos.
Aunque llama la atención que aún pueda accederse en internet a los terribles relatos de los menores que luego fueron desmentidos, ello se debe a que el Juzgado de Instrucción ha denegado la petición de las acusaciones para que, como medidas cautelares la Agencia Española de Protección de Datos se dirija a todos los servicios de la sociedad de la información y de internet para bloquear cualquier publicación relacionada con el Caso Bar España referida a los perjudicados, solicitándose también dicho bloqueo respecto de Google, Twitter, Facebook, Yahoo e, Ivoox.
No obstante, en caso de condena, es evidente que tales efectos serán imprescindibles para que nunca mejor dicho, los perjudicados puedan beneficiarse de un efectivo derecho al olvido en internet.
Estaremos pues muy atentos al devenir de esta truculenta historia y haremos constar en este blog con anotaciones complementarias si las acusaciones particulares, el Ministerio Fiscal o el Letrado de la administración autonómica valenciana consiguen demostrar que todos ellos actuaron a sabiendas para difamar públicamente y sin pruebas a varias personas cuya reputación ha podido ser pisoteada sin tapujos o bien los acusados son absueltos tras haber hecho un más que curioso uso legítimo de la libertad de expresión e información sobre algo tan truculento como increíble.