Si hay una cantante que ha entrado con fuerza en el panorama musical mundial, rompiendo moldes, esa es Stefani Germanotta, cuyo nombre artístico es Lady Gaga y que debutó en 2008, con su álbum The fame.
Y es que la artista ha recogido el testigo de una ya veterana Madona, para ser la musa de nuevas generaciones, con un novedoso estilo, tantas veces imitado a posteriori, en el que prima la provocación, la ambigüedad sexual, la extravagancia y la espectacularidad de su puesta escena, con atuendos nunca vistos.
Pero es que además, ya nadie duda de su calidad como cantante, tras unos inicios en los que su música se centraba en el disco pop, si bien ha ido evolucionando en los últimos años.
No en vano, en muchos de sus primeros conciertos multitudinarios ponía como condición poder reinterpretar algunos de sus temas de forma acústica.
De familia bien posicionada en lo económico, por las ganancias obtenidas tras las inversiones de su padre en internet, ya desde niña fue un prodigio con el piano y muy aficionada a la música clásica.
Pero tras recibir lecciones de Don Lawrence, profesor de canto de artistas tan reconocidos como Mick Jagger, Alicia Keys, Bon Jovi, Bono o Cristina Aguilera, ya daría rienda suelta a un talento que con el tiempo la convertiría en una estrella, como la que luego interpretaría en la conocida película, junto a Bradley Cooper.
Tras graduarse en el instituto y formar parte de una elitista academia de artes, decidió dar el paso para ofrecer actuaciones en distintos locales de Manhattan, que pasaron desapercibidas por los asistentes, hasta que comprendió que debía ofrecer algo diferente para no sentirse invisible frente al público.
Y bien que lo hizo. Tal y como luego le reconocería en una entrevista concedida al modisto Jean Paul Gaultier, ni corta ni perezosa, en una actuación llegó a quitarse la ropa, para llamar la atención.
Tras conocer en 2006 a una DJ y cantante, Lady Starlight, ya rebautizada como Lady Gaga, en honor a la canción de Queen, ambas decidieron formar un dúo que alternaba la música con actuaciones ciertamente llamativas de pop burlesco, con performances que causaron sensación en el mundo gay, que a su vez fue el trampolín que necesitaba, no solo para la música sino para el mundo de la moda.
Tras su debut, el resto ya es historia viva del éxito más absoluto.
En su haber, seis álbumes de estudio, de los que ha vendido treinta y cuatro millones de unidades, con sus canciones Just Dance, Poker Face, Bad Romance, Telephone, Born This Way y Shallow entre las más vendidas de la historia y con vídeos musicales que han sido reproducidos millones de veces en youtube.
De su repertorio, como dos pruebas más que palpables de su versatilidad como cantante, hemos de destacar el álbum Cheek to Cheek, a dúo con el gran crooner Tony Bennett, y sus canciones para la película Ha nacido una estrella, de la que destaca la citada Shallow, interpretada a dúo con Bradley Cooper y con la que ganó el Óscar a la mejor canción original.
Pero además, el film fue un punto de inflexión en su carrera, al triunfar también como actriz, tras su exitoso paso por la televisión, donde obtuvo un Globo de Oro por su papel en American Horror Story.
Así, tras su irrupción en el mundo del cine, conserva un hito ciertamente difícil de alcanzar, ser la primera mujer en triunfar como ganadora el mismo año en los Óscars, Grammy, Bafta y Globos de Oro.
Lady Gaga también es la décima mujer con más premios Grammy,once y se han obtenido más de quinientos millones de dólares en venta de entradas para sus conciertos, lo que supone que sea la sexta mujer que más ha recaudado de la historia.
Por eso, tras haber entusiasmado a la audiencia televisiva norteamericana con su intervención en la Super Bowl en 2017, el que recientemente haya tenido oportunidad de interpretar el himno nacional de su país en la investidura del nuevo presidente Joe Biden, no ha hecho más que confirmar su papel estelar en el panorama de las celebridades más admiradas.
Sin embargo, esta cantante y actriz de treinta y cuatro años no lo ha tenido fácil, ni mucho menos.
Ya en primaria, tuvo que lidiar con las bromas de las compañeras del colegio de monjas al que acudía y donde el uniforme obstaculizaba su deseo de vestirse tal y como ella deseaba, de forma alternativa y extravagante.
Pero después, conocidos su vocación de cantante y deseos de triunfar, en su momento fue víctima de la insana envidia de muchas personas de su entorno universitario, que hoy día se tendrían que sentir avergonzados.
Así, doce compañeros se sirvieron de la red de redes, Facebook, para mofarse de ella, creando una cuenta para un grupo privado, cuyo nombre era «Stefani Germanotta , nunca serás famosa» en cuya entrada aparece su foto tachada con una equis.
Al menos, tuvieron la decencia de no difundir sus comentarios de forma abierta pero, como siempre se ha dicho, el tiempo pone a cada uno en el sitio que le corresponde, máxime si se trata de bocazas como éstos.
Sin embargo, en 2019 su madre Cynthia revelaba en un programa de la cadena CBS aspectos sobre la vida personal de Lady Gaga que eran del todo desconocidos y que demuestran el calvario que tuvo que padecer, siendo adolescente.
“Stefani era una persona diferente y eso no siempre fue apreciado por sus compañeros. Como resultado, pasó por muchos momentos difíciles. Humillada, burlada, aislada; Cuando eres una mujer joven, esto te impacta de forma severa. Fue en el instituto cuando vi que su vida dio un giro, cuando pasó de ser una niña muy feliz y llena de aspiraciones a comenzar a cuestionarse su autoestima y tener dudas sobre sí misma. Fue entonces cuando realmente todo cambió”
La madre reconocía en la entrevista que quizás al inicio no había sabido o podido ayudar a su hija frente al bullying, y que todo pasaba por la recíproca confianza, mandando un claro mensaje para otros progenitores que pudieran encontrarse en un situación similar.
“Lo más importante que los padres pueden hacer es escuchar y comprender. Lo que aprendí de mi hija fue a escuchar y validar sus sentimientos. Creo que, como padres, nuestro instinto natural es entrar en el modo de resolución de problemas … cuando, de hecho, realmente solo quieren que los tomemos en serio y comprendamos lo que están diciendo”
La propia Lady Gaga ofrecía en un documental de la MTV un relato estremecedor de alguno de aquellos episodios de acoso que llegó a ocultar a sus padres y mejores amigos, por vergüenza:
“Recuerdo una vez que algunas de las chicas de mi clase, habían salido con algunos chicos que conocía también y yo había quedado con algunas amigas en la misma pizzeria y los chicos me cogieron y me metieron dentro de un cubo de basura en la calle.
En la esquina de mi bloque, mientras las chicas del colegio se iban y podían verme en la basura y todo el mundo se reía y incluso yo me reía. Siempre tengo esta risita nerviosa y recuerdo cómo retener las lágrimas y el temblor del labio para no dejar que se me note.
Recuerdo incluso como una de las chicas me miró y me dijo: ¿estás a punto de llorar? Eres patética”
Pero amén del necesario diálogo y de su madurez personal, siendo ya Lady Gaga, necesitó de tratamiento psiquiátrico, tal y como reconocería la propia artista recientemente en un multitudinario encuentro con Oprah Winfrey, en el que confesó públicamente que había sido violada con diecinueve años, lo que le ocasionó trastorno de estrés postraumático.
Con una modestia y sinceridad que impresionaba, describía al público la somatización de su enfermedad mental en un dolor crónico, la fibromialgia, que en su momento le ocasionó ataques de pánico y bucles mentales, que incluían la idealización del suicidio y un comportamiento masoquista y autodestructivo que exteriorizaba tanto desahogarse como para llamar la atención, con cortes en los brazos, de los que aún le quedan cicatrices y golpes contra la pared.
Situaciones a las que sin duda contribuyó negativamente el consumo de drogas que la artista reconoce haber dejado, incluso antes de hacerse famosa, dado que solo le han reportado problemas y ningún beneficio para su salud.
Y es que se encuentra en una cima en la que se puede perder todo por culpa de una adicción,que además sería del todo incompatible con la medicación que tiene prescrita, tras haber sufrido un brote psicótico.
En este sentido la cantante definía su pastillero como el sonajero de un bebé y complementa su tratsmiento (que no incluye narcóticos) con terapia dialéctica conductual y cognitiva , meditación y mucho ejercicio.
Es evidente que su experiencia vital ha hecho mella en su forma de ser y no en vano en los últimos años se muestra muy activa en contra del bullying, del que ella también fue víctima.
A tales efectos, con su madre ha fundado Born this way , título además, de una de sus canciones más conocidas,incluídas en su homónimo album.
Esta organización,que ha publicado recientemente el libro Channel Kindnes, tiene como objeto fomentar una sociedad más tolerante, donde se abracen las diferencias y se celebre la individualidad .
El referido tema musical es una declaración de intenciones en contra de los prejuicios contra la diversidad social, racial o sexual:
“si estás sin un duro o eres novata eres negra, blanca, beige o mestiza, si eres libanésa u oriental si eres discapacitada deja de ser marginada, acosada o burlada hoy alégrate y quiérete a ti misma porque, nena, naciste de esta manera.No importa si eres gay, heterosexual o bisexual, lesbiana o transexual”
Lady Gaga se ha declarado bisexual y hermafrodita,aunque luego lo ha desmentido, como parte de su provocativo juego al despiste con los medios de comunicación,que forma parte de la creación de la pose de su personaje como icono gay.
Pero lo cierto es que se ha involucrado en la causa de la defensa de la diversidad y la igualdad de derechos, como lo demuestra el hecho de que se ha mostrado una ferviente partidaria del matrimonio entre homosexuales y ha combatido la abolición de una ley del ejército de su país que prohíbe a los militares gays hablar abiertamente de su condición sexual.
Además, junto con Cindy Lauper, Lady Gaga ha contribuido a una campaña en Estados Unidos para la lucha contra el SIDA y se ha comprometido públicamente por abordar como se merece en las más altas instancias el enorme problema, cada vez más global, de la salud mental, hasta el punto de que entiende necesario que en las escuelas exista una materia específica sobre ello.
En 2011, tras el terremoto y tsunami de Japón, logró que sus “pequeños monstruos” (como llama a sus seguidores) compraran pulseras, con beneficios de ochocientos mil euros, que fueron destinados como ayuda al país nipón.
Recientemente sensibilizada con la difícil situación que atraviesan los colectivos más vulnerables, el pasado 2020 fue una de las promotoras del concierto solidario que se emitió on line a nivel mundial, en la lucha contra la pandemia, y ha destinado a bancos de alimentos de Los Angeles y Nueva York el veinte por ciento de los beneficios obtenidos en su línea de cosmética.
Unos dirán que se trata de un ejercicio de fachada o cinismo, como el de tantos famosos, de cara a la galería.
E incluso a muchos les puede parecer que su abierto memsaje de querer cambiar al mundo es en exceso engreído y mesiánico.
Pero bienvenidas sean las personas como ella y esperemos que no cambie.
Yo ya me considero otro pequeño monstruo suyo.